domingo, 1 de julio de 2012

La leyenda del dragón rojo


Una disculpa por subirlo tan tarde. 
:)




Esta historia la he tomado de un libro con el que me divertí durante muchos años y crea en mí una sonrisa :D


La leyenda del dragón rojo


Cuenta una antigua leyenda china que una vez vivió en la tierra, junto a otros animales, un gran dragón rojo, muy afable, pero con un defecto: ser demasiado curioso.


Cada noche, antes de dormir, tumbado en la orilla del río donde vivía, contemplaba la luna durante largo rato preguntándose qué animales vivirían allí.

Deseaba tanto explorarla que un día decidió marchar.

Cuando se lo dijo a los demás animales, todos quisieron ir con él.

– ¡Tienes que llevarme contigo! – le dijo el cocodrilo – Después de todo somos parientes lejanos. Los dos tenemos una larga cola y el cuerpo cubierto de escamas. Como ves, es evidentemente que pertenecemos a la misma familia.


– ¡Déjame ir contigo! – le dijo la jirafa – Cuando lleguemos a la luna iré delante como explorador. Con mi cuello tan largo podré ver de lejos al enemigo y te avisaré del peligro.
– ¡Si me dejas venir, no te arrepentirás! – afirmó el rinoceronte, que añadió: – Este cuerno tan largo y mi fuerza podrán serte muy útiles si encontramos enemigos en la luna. ¡Sabes muy bien que ninguno se resiste cuando embisto!

Tales motivos convencieron al dragón que les permitió a todos a subir a su grupa.
Incluso el elefante se aclaró la voz para decirle de una forma solemne:
– Querido amigo, como muy bien sabes, los elefantes vivimos más de cien años. Y eso es así porque somos inteligentes. Por tanto, también te acompañaré en este largo y difícil viaje como consejero.


El dragón no osó rebatir sus argumentos y permitió que también les acompañara. Luego subió el hipopótamo, al cual el dragón le había reservado un sitio en su grupa porque vivían en la misma orilla junto al río y era su mejor amigo.


Por último y a punto de partir, la hiena se unió al grupo.
–¡Me permitís!¡Hacedme sitio! – gritaba con su voz estridente.
– Y tú, ¿por qué razón crees que te llevaré?– le dijo el dragón que levantó vuelo.



Batiendo sus alas se dirigió rumbo a la luna. Pero, como podéis imaginar, no llegaron muy lejos. Los animales cada vez pesaban más y el pobre dragón, a pesar de llevar horas y horas volando, veía la luna más y más lejos. Cuando se dió cuenta de que sus alas no aguantaban tanto peso, desistió.


Descendió a tierra planeando y desembarcó a los pasajeros. Luego, con las orejas gachas, volvió al río.


–¡Si no puedo alcanzar la luna que brilla, entonces alcanzaré ésta que está en el fondo del río!


Se zambulló en el agua antes de que su amigo el hipopótamo se lo pudiera impedir. Y nunca más emergió de la superficie.


Ésta es la razón –concluye la leyenda– por la cual no existen hoy sobre la tierra dragones rojos.

:(



Enhorabuena a Cris Díaz, y en agradecimiento por haber pasado por mi blog :D