domingo, 29 de mayo de 2016

¿Vestidos, neta?


Antes de continuar mi relato deben tener un contexto de lo que pasé en el ámbito social.
Primeramente hablaré sobre lo que he usado. Finalmente mi historia y opinión con las prendas. 

Nadie tiene la razón absoluta, simplemente es mi experiencia.

¿Vestidos, neta?


¡Sí!




***

Introducción




Azul Cobalto


Los vestidos... joder, me encantan, desde niña siempre he preferido un hermoso vestido a un pantalón. En el pasado era considerado usar pantalones como un acto de rebeldía en específicas clases sociales, especialmente prohibido en el continente Americano hasta la segunda guerra mundial. Era necesidad durante este tiempo y lo siguen siendo por desgracia, esta vez porque actualmente es casi imposible salir a la calle sin uno puesto porque en primer lugar existe el acoso. 


Una vez salí con mi hermoso vestido de puntitos a una entrega de diplomas en Zacatenco, pues bien al subir al metro todo iba de maravilla, hasta que me di cuenta que un wey se me estaba acercando, lo que hice fue alejarme, pero eso no le bastó y buscó la forma de volverse a acercar a mí, pero eso fue sólo el inicio porque al final ya no era uno, sino varios weyes que me iban siguiendo con la mirada o a veces con frases muy incómodas.  

"Oye, mis ojos están aquí..."


Segundo tema para evitar usar vestidos: el clima. Ya en cualquier sitio el clima es voluble, a fin de cuentas si no sales con paragüas te arriesgas a quedar atrapado por minutos en un local techado para no mojarte, o en un atascón en el transporte, ahora imagínate si sales con un vestido! Puede ser que al final el clima te ayude y esté soleado, pero desgraciadamente en la CDMX, las ondas de viento son muy fuertes y ocurren los accidentes.



No, cuando se te alza el vestido por el viento no te vas a ver como Kylie en Aphrodite,
tampoco como Cosette cuando paseaba con Jean Valjean y se le veían sus piernitas. 
La única realidad es que te sientes incómoda.




Tercer punto, la moda. Sí, esa cosa no sé ni qué es (creo que se refiere a tendencias), pero de algo estoy segura y es que para la mayoría de las tiendas departamentales está de moda la onda vintage, y es que las mujeres de ahora usan tops, sombreros o gorras, blusas tipo vintage o shorts de mezclilla, como sea ver a una chica con vestido está 'out',  si no tiene estampados de florecitas no está bien visto. 












En fin, en mi caso hay un agregado más para no usar vestidos en público... La razón más espantosa que le puede ocurrir a una mujer es que tenga el gran físico de Katy Perry. Los que me conocen lo saben muy bien, los que me empiezan a conocer me fastidian bastante y es que no hay un solo fucking day en el que pueda estar tranquila sin que me digan cosas como: "¡Quítate ese saco!", "¿qué no tienes calor?", alguien una vez me dijo que me iba a golpear si 


“¡Deja de taparlas! Si yo tuviera unas grandes bubis como las tuyas las presumiría todo el día"


FAQ!


Y sí, eso es mi vida cotidiana.

No, no sienta bien a alguien que le digan tales tontadas, pero bueno, a lo que vine hoy es a hablar de eso, a cómo tengo que adaptarme.


Origen de mis gustos


Antes cuando era niña, me encantaba ir a revolcarme a la tierra, correr mientras llovía, esconderme en los arbustos, correr en terrenos baldíos o saltar techos, trepar árboles o pedazos de muros, o  saltar aquellos gigantescos tubos de concreto...



Ah, qué días, neta.

Fueron buenos tiempos porque no existía eso tan marcado de te van a robar, eran días en los que salíamos a jugar al campo y canchas a las 11 de la noche porque todos se conocían en el pueblo,  cualquier casa servía de escondite, es más hasta los adultos se unían a nuestros juegos, yo todavía llegué a jugar canicas, yoyo, tazos de pokemón... el fútbol no era solo para niños, todos entraban a jugar. Las muñecas eran para días de lluvia o domingos vacacionales y todas las morras sacábamos nuestras cocinitas y verduras falsas.

Todo era muy divertido, pero en ningún momento de mi vida me di a la tarea de fijarme en como vestir, ni yo ni nadie. Porque solo importaba una cosa, divertirse al máximo.

Recuerdo que mis vestidos de niña eran una tremenda monada, lo digo porque eran realmente bonitos, y agrego a que eran muy grandes, podía correr y hacer todas mis actividades sin ningún problema.


<- Yo tenía un vestido muy parecido a ese.


Cuando estaba en la primaria tampoco había nada que no me pareciera a excepción del estúpido pants... deberían pensar en los niños, esas prendas estrían la piel, desmayan a las personas si hay sol, etc. No hay diseño, es como vivir castigado.

En fin, mi uniforme era muy mono, parecía de anime ->

Aunque no lo crean, si me quitaba el saco era exactamente ese hasta el moño era el mismo.

Lo genial de estudiar casi 7 años en una escuela particular no es que no te puedan reprobar, son las actividades que se hacen extraescolares, como el teatro, las artes plásticas, la lectura, la música...

Pero para mí lo más cool que había era la danza.

Pasábamos casi todo el ciclo escolar ensayando para festivales (enseñaría fotos, pero no es muy propio de mí), bailes veracruzanos, rondas, bailes prehispánicos, brasileños, ballet, danzas españolas... me sabía casi todos los bailes regionales de México y varios de otros países.


Fue una época llena de mucha viveza, no existía el reggeaton, ni el komander. Se escuchaba mucho Britney Spears, Evanescence... Vaya, en ese tiempo teníamos todo sin exigir nada.


Crecer es horrible



El día del baile de la primaria me pasó algo que voy a mostrar por medio de una imagen de internet:

Esta mujer tuvo suerte porque traía brassier, yo NO :'V


Cuando entré a la secundaria me tuve que despedir de mis vestidos, fue porque estaban ya muy gastados y chicos.

Y aunque no pensaba mucho en ello, fue en las prácticas de natación cuando pasó algo muy espantoso que me hizo reflexionar.



Sí, se soltó mi bra...

Así que después de aquello me aguanté las humillaciones que los más grandes me hacían. Total he pasado por cosas peores.

Pero eso solo fue el inicio.

Algunas de mis compañeras me miraban con desprecio, otras se burlaban de la enorme sombra que generaba mi pecho mientras nos vestíamos.

A mí me tenía sin cuidado, el problema fue que tuve que cambiar mi apariencia, y es que lo normal en la adolescencia es usar blusas escotadas, faldas o pantalones de mezclilla justos, en mi caso no era así, a ojos de mi madre yo era vulgar, así que adiós vestidos y moda juvenil. Y para acabarla... como la señorita estudió en una secundaria pública tenía que ser sometida al cabello recogido, el uniforme cuadrado de tela mundana, las calcetas blancas, la dona blanca para amarrar el cabello, el pants puesto con el short (eso fue lo peor)... no correr, no bailar, no saltar, no golpear, no gritar, compórtate o te vas a la dirección, no cantes La Oreja de Van Gogh..........

Nada me quedaba (ni siquiera quería ponerme todos esos pensamientos en la cabeza), al menos empecé a estudiar como se debe. Y conocí el cielo... Ahí en el lado más lejano de la escuela, había un jardín lleno de cactáceas, árboles frondosos, muchas flores y rosales, pasto y rocas grandes (casi volcánicas), y entre esa neblina matutina se encontraba la biblioteca, en el patio central pasaba parte de mi tiempo junto a Bony y Carlos.

El día de la salida de la secundaria exigían, a huevo, vestido blanco.

Tardé en encontrar un vestido bonito como lo pedían.


Y lo encontré, muy parecido a la de la imagen, pero obvio no me quedó igual.

Mis compañeros se sorprendieron al verme. Decían un OH cuando me miraban, incluso Bety me dijo que me las operé.

u_u

Pinche vida.


En la vocacional no quería llamar jamás la atención de esa manera, una tarde iba caminando en el metro, iba a casa, cuando de repente sentí como alguien me desabrochó el sostén (yo usaba una blusa de macramé) así que el oso... 

Decidí jamás mostrarme al mundo y usé por años una enorme chamarra negra. De hecho, todas mis fotos de vocacional la incluyen, no importa si hacía un sol del asco, yo la traía, siempre usaba saco o chamarra, no había más y unos pantalones acampanados... 

Finalmente comenzó la etapa de vestido rojo: llegó la graduación. 
Compré mi vestido rojo en una tienda cercana a mi casa.

Cuando lo vi me enamoré de él y es que tenía un gran moño, era rojo, y era de esa tela que me fascina.

Pero seguí con mi saco de siempre.

En fin, no me arrepiento de no haberlo comprado.
Aunque al final sí se me veía muy apretado.

No es muy parecido, pero era obvio que el que usé
 tenía tirantes ya no me iba a arriesgar de nuevo a que se me cayera en pleno baile (aunque ese día no bailé). No tuve quince años pero no sentí que nada me faltara.


Conclusión


***


Consolidación





Cuando a entré a UPIICSA la neta no pensaba en mi ropa, lo único que quería era no destacar porque me sentía triste.

Compré sacos cuando comencé a trabajar, siempre ocultando mi ser bajo unos trapos oscuros y ahora que los veo, realmente eran feos y nada elegantes.





Siempre he pensado en que es demasiado incómodo usar pantalones. Tal vez difiero de la opinión de las mujeres de otras épocas, pero al menos en mi opinión usar un buen vestido me hace sentir libre, fresca y feliz. No me siento atrapada bajo la tela y me hace recordar aquella época en la que mi límite era el final de la calle.



El fin justifica los medios




Lo más rescatable es que hay chicos que ya están intentando usar vestidos y me hace sentir bien que al menos no soy la única con esa opinión, los vestidos hacen soñar a cualquiera, tal vez por eso lo usan en las bodas.

Hay un anime llamado Paradise Kiss, y me ilusiona tanto pensar que existen atelier que sirven no solo para hacer ropa exclusiva, hay lugares donde personas crean prendas que sonsacan a la imaginación e invitan a dejarse llevar.




Solo es un vestido, pero me hace feliz.