Hola a tod@s. Espero que se encuentren de maravilla.
Esta hermosa tarde de domingo me he animado a continuar esta entrada. Digo continuado porque esta publicación llevaba cerca de 7 meses guardada, después de un tiempo me di cuenta de que quizás no valía la pena arriesgarse a generar polémica, pero hoy he visto en twitter el hashtag #pfizergate y aquí me tienen.
Mas que un análisis es una opinión, así que voy a intentar ser un tanto amable, esperando que mis contactos (si es que llegan a leer esto), no terminen muy ofendidos. Quiero agregar también que todos tienen una opinión, y que nadie en realidad tiene la razón absoluta.
No habrá trigger warning esta vez, pero si de pura casualidad eres muy sensible a fotografías de enfermedades evita esta entrada, voy a evitar ponerlas porque no las tolero ver, pero no prometo nada.
España es divinamente estólida
España para Mariyselita
Oh, mi amada España, aquella que tiene el Paseo del Prado, la Puerta de Alcalá, el Palacio Real, Zaragoza, Barcelona, San Sebastián... Una de las mayores emociones de mi vida era visitar aquel sitio lleno de belleza.
Mi obsesión con España comenzó desde niña, a eso de los 8 años. Primero había leído libros sobre Alemania y mi manía sobre ese país me motivaba a estar en Europa, pero luego me enteré que había un grupo español llamado La Oreja de Van Gogh y después de muchos años siguiéndolos mi interés se volcó en su país y cultura. Y es que España lo tiene todo, comida, música, tradiciones, idiomas, diversidad, paisajes y una amplia gama de arquitectura que me envolví en aprender sobre quienes nos habían colonizado.
La primera vez que fui a España fue en invierno, hacía tanto frío que al llegar al hotel quedé freeze & sneeze, el jetlag acabó conmigo y a las 9pm estaba envuelta en cobijas y durmiendo en los brazos de Morfeo (además tenía santa gripa, pero debido al viaje no podía can cancelar nada, incluso me recetaron de urgencia el antibiótico más fuerte disponible, cosa que no debió ser pero no tuve opción). A pesar de que estaba el clima en la habitación sentía mucho frío, esa vez también recuerdo que lastimosamente me empezó a dar el bajón. Había tenido el viaje de avión supremo, con una escala en Colombia y estaba descompensada, lo único que había comido en las 8 horas de vuelo fue la comida del avión (un pollo mal cocido). Estaba muy agotada pero aún así eso no me impidió salir los días siguientes a ver el nuevo y viejo Madrid.
Menuda mentira:
El mundo del covid-19
Todos vimos esos vídeos donde la gente salía a sus balcones y aplaudía en la gran cuarentena del covid-19 a los que ejercían una profesión médica. Todo el mundo salió a dar opiniones de quedarse en casa, decían que el resguardo era absolutamente necesario, en China los tenían cortitos (y ¿cómo no?, si fue en Wuhan donde comenzó todo).
Y entonces el virus llegó a América, una tarde nos enteramos que el virus había sido detectado en un estadounidense (cosa que no sorprende). Todo pasó tan rápido. Nadie entendía a ciencia cierta lo que estaba ocurriendo.
Yo supe que el juego estaba terminado el día en que el dichoso coronavirus llegó a Brasil, si no mal recuerdo fueron 4 personas contagiadas las que habían ido a Italia, al parecer y se contagiaron en ese país.
Yo no soy escéptica, porque años llevaba leyendo páginas como wikipedia y medicine plus, conocía que había un virus llamado coronavirus, o al menos sabía que había causado serios problemas en el medio oriente hace tantos años. El SARS había acabado con muchas personas, eso era un hecho indiscutible. Pero, ¿por qué mi interés? Bueno, comenzó cuando era niña, una enfermedad llamada Púrpura de Enoch me atacó, siendo bebé mi piel se llenó de manchas púrpuras. No es letal, pero fue el origen de mi sufrimiento: desde problemas de la piel hasta un largo historial de alergias. Yo no lo sabía pero mi sistema inmune era de por sí una mierda desde los genes. Mi abuela materna tenía problemas en los riñones y mi abuela paterna había fallecido de una metástasis pulmonar debido a un cáncer de cuello uterino.
Durante muchos años me dediqué a leer revistas como Muy interesante, iba recurrentemente también a la biblioteca, era una niña explorando por curiosidad, curiosidad generada porque en mi familia siempre se hablaban de enfermedades, enfermedades que constantemente atacaban a la familia. Muy pronto esa curiosidad se convirtió en estudio. No había nada más que deseara que ser bióloga. Quería estudiar a los seres vivos, no tratarlos como un médico, simplemente quería estudiarlos y entenderlos.
Después de eso, pasaron una serie de circunstancias que le dieron un inesperado giro de 150º a mi vida y desafortunadamente tuve que desechar mi sueño. Peeero, seguí leyendo sobre temas científicos, por placer u ocio.
Fue en la secundaria que mi interés se volvió pasión, la pandemia de Influenza aviar que se originó en México nos hizo quedarnos en casa una corta semanita. En mi pueblo nadie creía en eso, mi padre decía que era un invento del gobierno en curso para desestabilizar el país, que era la cortina de humo perfecta. Eso mismo fue el gancho, recuerdo que quería saber más del tema, pero solo me vi motivada a guardar RSS en mi correo personal. Me enteré después que mi querida Émilie Simon había perdido a su prometido en dicha pandemia de influenza y ahora pienso que tal vez yo lo veía con cierto morbo y no como la enfermedad mortal que era.
Cuando me di cuenta que había gente fallecida en otros países por esa enfermedad y tal vez la muerte que inspiró a Mon chevalier sea un caso aislado, pero fue el inicio para concientizar que no, no todo está relacionado al gobierno y las enfermedades víricas, en su gran mayoría, son mortales si no son tratadas o controladas.
Años después, en una tarde de revisión médica (porque obviamente no me sentía bien), me dijeron que tenía anorexia, no sé si aquellos seres eran practicantes o me hicieron una maldad, pero en aquella habitación habían 8 médicos con sus batas de laboratorio mirándome las manchas de anemia en la cara. Tenía 15 años y muy tajantemente decían que tenía una condición de anorexia. Yo, una chamaca de 15 años que ya tenía una reserva de enfermedades registradas en su sistema y genética, y súper investigadora, supe que estaban equivocados. Ni siquiera me remitieron a un psicólogo, que era lo obvio en esas situaciones. Tan solo me mandaron unas vitaminas y a casita.
Pero no estaba bien, a la semana siguiente volvería a clases y sentía que algo malo me estaba ocurriendo. Era el segundo día de clases y no llegué a la escuela, estaba vomitando en metro Consulado como si un alíen quisiera salir de mis entrañas. Me quedé llorando en las escaleras de la línea amarilla de la desesperación, quería ver a mis amigas, estar en mi máter, sabía que ese semestre sería el más importante de mi carrera, pero estaba completamente segura de que algo muy malo me estaba ocurriendo. Simplemente mi cuerpo me decía "no, mi reina, tú no vas a ningún lado", con toda la rabia de mi vida acepté que no me encontraba bien, y fui trasladada de urgencia a un hospital.
En el hospital una enfermera me dijo que tenía los ojos amarillos, cuando me dijo eso pensé "UY, ¡ESTA ME VA A DECIR QUE TENGO HEPATITIS!".
-Es hepatitis.
Desde entonces mi vida ha sido un vaivén de enfermedades, el sube y baja de defensas, si no fuera porque caigo en cama pensaría que era obra de una hipocondriaca o de un ya descartado Münchausen, pero no se finge en lo que posiblemente te rompa cada cm de tu ser. Yo no pedí estar amarilla cuando me dió hepatitis, tampoco ser privada de mi comida favorita, no pedí bajar de peso con un hígado completamente inflamado y especialmente jamás pedí arrancarme la piel de la comezón que esta enfermedad causa. Ese chistesito de la hepatitis me trajo una serie de problemas que aún hasta la fecha cargo. Simplemente uno no queda completamente sano después de algo así, desconozco qué tipo de hepatitis me dió (porque volvemos al problema del tercer mundo), pero hasta la fecha hígado graso, ojos amarillos y la piel amarillenta a pesar de mis mil cuidados prevalecen en mi ser.
Después de vivir algo así de algo estoy segura y es que enfermedades hay una lista que probablemente alguien no terminaría de leer en un año y creo que yo mas que nadie sabe SON REALES.
Volviendo al tema de España. El COVID-19 puso en jaque a la gente antivacunas, por todos lados la gente moría. En Ecuador las personas morían en la calle, literal. Los sistemas de salud del mundo colapsaron, la mayoría de la gente entubada moría. Yo misma veía, en mis viajes a Santa Fe, como el Panteón civil estaba full. Tantas eran las carrozas fúnebres que la fila de carros para ingresar llegaba hasta el otro lado de Chapultepec.
Y es algo que pasa, es lo lógico. Cuando alguien se enferma de una enfermedad de las vías respiratorias, lo normal es que muchos acaben contagiados, porque no hay una ley que obligue a las personas a quedarse en casa, a no contagiar al resto de la manada. Uno se ve obligado a saludar de beso, a tener un contacto, estés enfermo o no, siempre obligados a socializar antes que preservar la salud de los demás.
Este coronavirus tuvo un impacto, y es que la gente empezó a usar cubrebocas, algo IMPENSABLE. Imagínense, a estas alturas hay gente que ni siquiera lo sabe usar todavía, pero ya de mínimo lo medio usan si enferman.
En fin, finalizada esta introducción de mil palabras acerca del por qué voy a estar rechazando opiniones contrarias y del por qué generalizaré sobre este tema, en esta entrada daré mi opinión personal y sí MUY PERSONAL, acerca de lo que está ocurriendo en España (y muy probablemente el resto de Europa, así como Argentina). Recordándoles una vez más que mi opinión es personal, no tengo la verdad absoluta, pero, seré absolutista.
España como caso perdido
En fin, cualquiera pensaría que un país lleno de cultura como España tendría más precaución con algo tan delicado como la preservación de salud de su comunidad. Pero no, realmente los que creyeron que en dicho país tenían sentido común están equivocados. Y creo entender que hay un cómo y un por qué.
¿Ustedes confiarían en un país cuyos impuestos terminan CÍNICAMENTE en una sola familia?
Creo que no puedo describir el daño que le hizo esa noticia a México. El hecho de que esto haya salido a la luz de esa forma tan fuera de contexto no invitaba a la reflexión. Y es que todo se resumió en que uno no elige realmente a los que lo representan, simplemente cualquier político de 3 pesos tenía el derecho de comprar a cualquier mujer de medios y aprovechar la atención de los medios para proponer futuros candidatos o darse a conocer a sí mismo públicamente.
¿A quién diablos le importa la familia real en un país democrático? A veces lo pienso y sé que fue una forma muy bien planeada de marketing, fue como si estuvieran tanteando a la población, una forma sutil de minar nuestro inconsciente cerebro con una historia nada realista de "amor", que los buenos se enamoran, que tú puedes ser una princesa.
No tardó tiempo en aparecer a escena Peña Nieto (cuya exesposa fue asesinada) y su ahora ex esposa, Angélica (actriz a quien le dicen la gaviota debido a una telenovela en la que participó). En resumen era la copia de lo ya visto en España. Una mujer, relacionada a medios de comunicación, que encuentra el amor.
Es increíble saber que estas cosas ocurrieron, mientras las crisis de ambos países se elevaron exponencialmente. Ambos pueblos solo obtuvieron una bonita panorámica de un par de inadaptados en la misma revista.
Aunque no todos en el país les lamieron los pies...